Tratar oportunamente los problemas de los ojos y controlar bien otras enfermedades subyacentes puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar glaucoma.
El glaucoma incipiente no suele mostrar ningún síntoma. Por lo general, no es sino hasta las últimas etapas de la enfermedad que la persona con glaucoma empieza a notar problemas con los ojos, tales como pérdida de la visión periférica. Por ello, es muy importante acudir regularmente a un examen de los ojos, sobre todo cuando el riesgo de desarrollar glaucoma es mayor.
De manera general, se recomienda un examen oftalmológico completo cada dos o cuatro años a las personas de 40 a 54 años de edad y cada uno o tres años a quienes tienen entre 55 y 64 años, aunque no padezcan ningún problema de los ojos.
Pasados los 65 años de edad, todos deben realizarse exámenes oftalmológicos completos cada uno o dos años, aunque dependiendo de los factores de riesgo personales, dichos exámenes podrían ser más frecuentes.
Si el examen revela que la presión dentro del ojo es mayor a lo normal, eso significa que la persona corre más riesgo de desarrollar glaucoma.
No obstante, es importante anotar que no todos los que tienen elevada la presión intraocular desarrollan glaucoma, ni que todos los que padecen la enfermedad tienen alta la presión del ojo.
Cuando la presión del ojo está elevada y el oftalmólogo opina que hay más riesgo de desarrollar glaucoma, ciertos colirios pueden reducir el riesgo de que la afección avance hacia el glaucoma.
Fuente: Mayo Clinic